La cuestión a resolver es cómo perdonar y la clave consiste en comprender a la otra persona y en estudiar profundamente la situación para así poder resolverla.

El primer paso será identificar y describir al detalle el comportamiento a perdonar y el segundo encontrar una intención que no haya sido hacernos daño, sino que este último haya sido una mera consecuencia colateral. En tercer lugar, debemos buscar las limitaciones de la persona que nos ha producido dolor y que hayan podido contribuir para que dicho acto tuviera lugar. Por ejemplo, una persona puede cometer una infidelidad porque no se sienta querido y, tal vez, si desarrollara mayor seguridad en sí misma, no tendría necesidad de buscar aprobación y apoyo externo. O si se trata de una persona que es incapaz de tolerar la frustración y aceptar que ciertas elecciones conllevan pérdidas, quizás si hubiese desarrollado mayor autocontrol, no lo hubiera hecho. Y por último, es necesario buscar aquellos recursos que esa persona debería desarrollar para no volver a actuar de esa forma. Ahora, todas estas opciones son tan válidas como pensar que el otro lo ha hecho porque le dio la gana o porque no nos quiere o porque no le importamos nada. De nosotros dependerá elegir una u otra.

El siguiente punto consiste en suponer que esa persona posee  dichos recursos y en valorar cómo se hubiera comportado si los tuviese, y finalmente, si queremos, decir “te perdono” y liberarlo de dicha deuda.

Por tanto, perdonar suele ser difícil y puede requerir semanas, meses o incluso años. Ahora bien, ese perdón no implica necesariamente continuar con la relación: se puede elegir no hacerlo si se piensa que la pareja no llegará a desarrollar los recursos necesarios para no volver a cometer un agravio semejante. Eso sí, en el supuesto de continuar con la relación, la liberación de la deuda debe ser total porque, si no lo fuera, no se podría continuar creciendo en el “nosotros”.

La conclusión es que si hemos perdonado, habremos crecido, aprendido a ponernos en el lugar del otro, conocer sus limitaciones, entenderlo y liberarlo de una deuda y, gracias a esto, habremos logrado construir un futuro mejor con una mayor capacidad para resolver problemas y sentir bienestar.