Todo comienza a la edad de veinticuatro años, antes de empezar mi camino profesional, con mi primera terapia como paciente. Recuerdo, como si fuera hoy, aquella llamada telefónica en la que mi madre me dijo: “tienes que ir al psicólogo, levántate de la cama, llama a este número y pide cita”. Y eso fue lo que hice, porque sabía que necesitaba ayuda y que sola no era suficiente. Después de varias sesiones, en donde aprendí muchísimo, decidí que sería psicóloga. Mi terapeuta se asustó, porque ya tenía mi licenciatura en derecho y trabajaba en la empresa familiar, pero confiaba en que era mi camino e inicié uno de los proyectos nucleares de mi vida. 

Desde entonces, considero que el sufrimiento y el dolor te permiten realizar cambios positivos, si los escuchas con tranquilidad.

Estudié la carrera, mientras trabajaba en la empresa familiar y finalmente obtuve la licenciatura en psicología. Así fue como comencé mi trabajo clínico, formación de postgrado y otras terapias personales. Todo ello, me permitió adquirir destrezas y habilidades terapéuticas, sin embargo, sentía que faltaba algo, es decir, racionalmente funcionaba pero no experimentaba una conexión emocional total. Y entonces, se cruzó en mi camino el mindfulness, la autocompasión y el método SHEC (Sincronización de Hemisferios Cerebrales). Estas herramientas, facilitan un trabajo amable, profundo y con menor grado de exigencia.

En mi área personal, descubro cada día mi condición humana y la facilidad que tengo para cometer errores y perderme. En esos momentos, cuando me encuentro luchando o negando una emoción difícil, comienzo a soltarla y permitir su presencia,hasta que sea su momento de partir. Aprendí que cuando no hago lo anterior, dichas emociones permanecen escondidas y aparecen en momentos inesperados.

En el terreno profesional, descubro el poder tranquilizador de la pausa y autocompasión en los pacientes. Y todo ello, unido a un desarrollo de gratitud, calma y felicidad que empiezan a experimentar con detenimiento y curiosidad.

Por ello, en resumen, el trabajo que realizó como terapeuta, es vocacional, e intento acompañar a los pacientes en su camino, interfiriendo lo menos posible en su aprendizaje e intentando trasmitir apoyo y acompañamiento.