Estos días de confinamiento proporcionan unos cuantos aprendizajes.

Yo, por ejemplo, he descubierto, al disminuir el ritmo frenético de mi vida anterior, la importancia de soltar primero, para después coger lo nuevo. En otras palabras: dejar ir lo que sobra, para dejar lugar a lo nuevo, a lo que necesito, a lo que realmente me puede nutrir.

Para conseguir lo anterior es imprescindible “la conciencia”, que nos permite prestar atención a lo que nos desagrada para, desde ahí, poder iniciar el camino del cambio. Desprendernos de lo que nos sobra, de lo que no nos hace bien y nutrirnos de aquello que necesitamos, con atención, intención, aprendizaje y repetición. Para reemplazar aquello que no nos va bien necesitamos, en principio, ser conscientes de ello y tener la intención de introducir modificaciones, para después realizarlo y lograr, debido a la plasticidad neuronal, que esa conducta se repita y nos permita comenzar a cambiar.

De ahí la importancia de soltar aquello que nos sobra y a continuación nutrirnos de lo que necesitamos. Y esto lo podemos hacer ayudados por la respiración: primero exhalo lo que me sobra y después inspiro para coger todo aquello que necesito.

Por último, recordad que es necesario soltar expectativas y permitir que el cambio se tome su tiempo: “cocinar a fuego lento para que la comida sea deliciosa”. Y nuestro gran aliado, el cuerpo, será el que nos avise, porque él no engaña y nos muestra cuando algo no está funcionando bien para que, de esta manera, nos podamos ocupar de él.

Así que sólo me queda decir, ¡adelante!

Os invito a soltar todos los miedos y a confiar para permitir entrar todo lo nuevo que necesitamos.